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¿Está listo tu hijo para un mayor desafío académico en la escuela?

Nadie quiere que la escuela sea un suplicio. Pero, ¿qué pasa cuando la escuela es demasiado fácil para tu hijo?

Como padres de familia, puede parecer que estamos constantemente buscando señales de alarma: malas notas, resultados bajos en los exámenes, dificultades. ¿Y cuando las cosas van bien en la escuela? ¿Qué ocurre entonces? ¿Cómo sabes si tu hijo necesita avanzar más?

La realidad es que los estudiantes que van bien en la escuela no son el mayor problema que tienen los maestros o docentes hoy en día. Y tampoco son el mayor problema que tenemos como padres; después de todo, si nuestros hijos están contentos y aprendiendo, nosotros también estamos contentos.

Pero, ¿qué ocurre cuando las cosas empiezan a ir demasiado bien? Tu hijo no tiene que estudiar para aprobar exámenes ni pruebas. Terminan las tareas de clase muy rápido y acaban leyendo por su cuenta (o mirando por la ventana) durante la mitad del período. Los deberes no le llevan nada de tiempo o, lo que es peor, ya no mantienen a tu hijo interesado o comprometido.

Nadie quiere que la escuela sea una lucha sin fin. Pero todo aprendizaje conlleva un cierto grado de rigor productivo; es la forma en que los niños se mantienen comprometidos e implicados con el desarrollo de sus conocimientos y habilidades. Cuando la escuela, o una clase o asignatura en particular, se vuelve demasiado fácil para un niño, éste deja de crecer como aprendiz. Aunque esto no sea tan preocupante como que un compañero de clase no sepa leer bien en octavo grado, sigue siendo un problema que merece la pena abordar.

Estos son algunos signos de que tu hijo podría estar preparado para tareas escolares más exigentes:

  • Termina sus tareas o deberes muy rápido. Esto es especialmente cierto en el caso de los estudiantes de escuela media y secundaria, cuando los deberes deberían ocupar bastante tiempo. (Los profesores te pueden dar un estimado de cuánto tiempo le debería tomar completar una tarea). Si los deberes son demasiado fáciles, probablemente tampoco les sean muy interesantes.

  • Sus deberes calificados no incluyen comentarios de los profesores. Si tu hijo obtiene las mejores notas en sus informes escritos y proyectos, con un mínimo de comentarios constructivos por parte del profesor, probablemente no se le está exigiendo lo suficiente. Esto es especialmente cierto en el caso de proyectos o trabajos grandes, en los que cabría esperar que tu hijo se viera obligado a dar lo mejor de sí mismo.

  • Su profesor señala problemas de comportamiento poco habituales en clase. ¿De repente tu hijo se comporta mal en clase? Por supuesto, podría haber algo más en juego, y es importante tener una conversación con tu hijo sobre lo que está pasando. Pero una posibilidad es que esté terminando su trabajo demasiado deprisa.

  • Tu hijo dice que se aburre o que no quiere ir a la escuela. Claro, a veces los niños dicen que se aburren. A veces prefieren quedarse en la cama todo el día. Pero si te enfrentas a estas quejas con frecuencia, sobre todo si van acompañadas de alguna de las otras señales de esta lista, merece la pena que prestes atención.

Si estas cosas te suenan conocidas, aquí tienes algunas medidas que puedes tomar:

  • Habla con tu hijo. Quizá él pueda aclararte algo. ¿Hay partes de su aprendizaje escolar que le resultan más interesantes que otras? ¿Con qué clases, asignaturas o tareas concretas sí se siente más motivado?

  • Ponte en contacto con el maestro o profesor. Es posible que su profesor pueda ofrecerle tareas o créditos adicionales para estimular más su aprendizaje. A menudo, los profesores se centran más en que los estudiantes con dificultades se pongan al día, por lo que un niño que va bien puede tener poca prioridad. Es comprensible, pero es importante que expreses tus preocupaciones.

  • Busca oportunidades de aprendizaje acelerado. Si tu hijo está en la escuela media o secundaria, ¿podría matricularse en un curso más avanzado de la misma asignatura? Algunas escuelas permiten a los estudiantes avanzados saltarse cursos de nivel básico o avanzar a un curso superior si están preparados para ello. Es posible que tengan que hacer un examen para poder acceder a determinados cursos o programas avanzados, así que consulta con el consejero escolar para obtener más información sobre las opciones disponibles y cómo accederlas.

  • Impulsa su aprendizaje fuera de la escuela. Dirígete a la biblioteca para encontrar libros más avanzados para leer juntos o por su cuenta. Puede haber oportunidades de unirse a clubes o actividades extraescolares que le supongan un mayor reto en áreas en las que destacan, como un equipo de ciencias o matemáticas, un periódico escolar o un club de escritura creativa, o una clase de lengua extranjera. Y los estudiantes de secundaria que hayan agotado todas las opciones de su escuela pueden preguntar a su consejero sobre la posibilidad de matricularse en cursos de la universidad local.

  • Si la situación no cambia, algunas familias optarán por cambiar de escuela o buscar programas para superdotados. Estos programas varían mucho de un distrito a otro, pero si a tu familia le interesa, merece la pena informarse sobre las opciones que existen en tu zona. (Tenemos información básica sobre los programas para superdotados aquí).

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